miércoles, 2 de diciembre de 2009

La década prodigiosa


Si fuera la última parada en esta ciudad, donde los hermosos visten de ante y los cardenales se divierten dando vueltas en su juego favorito, quizás encontraríamos algo en el camino, algo como hierba buena ofrecida por un atormentado conocedor del nirvana, quién prefirió arrastrarse a llamar a la policía del karma, que escuchando la cabecera de radio podría sanar tu pulmón de hierro aunque fueras el último drogadicto sobre la tierra y conocieras la forma de componer una canción independiente de amor que incluyera la cura para el enamoramiento de los viernes, sabiendo que con un plato de arándanos sobre la mesa no necesitaríamos discutir porque posiblemente la salvación empiece en estas palabras: "si toleras esto, tus hijos serán los siguientes". Mensaje que, profetizado por unos predicadores maniacos callejeros, debió arrasar en todas nuestras conciencias como un tsunami, pero solo quedó como un estandarte mas de la generación “X”.


Este mensaje, perdido y enterrado como las partes de una muñeca en un agujero de infancia no vivida, impidió que Jeremy disfrutara de su zumo de perla al ser maltratado por unos padres movidos por la rabia. Rabia que solo pudo forjarse con raíces sangrientas de unos antepasados que antaño debían haber sepultado. En cambio levantaron una barricada que prohibió la coexistencia del blanco y el negro en un mismo lienzo. Debieron ignorar que de la mezcla de estos colores nacería la belleza del gris… muchos dramas, vendidos previamente se hubieran evitado en esta vida. Pero no todos olvidamos este mensaje, hay quien emprendió una carrera contra las máquinas en el nombre de…, en el nombre de evitar la vergüenza humana de sodomizar toros en un desfile con el único fin de hacerles sentir el dolor.

Esta generación, nunca fue un melón ciego incapaz de ver que no llueve, no necesitaba de la cuadrilla del sabueso para averiguar que el tejado estaba ardiendo, sin duda y sin ayuda una chica solamente con un pálpito digno de la gente común podía cerciorarse de ello, para después merecidamente dormir alrededor del reloj y soñar, soñar con una escena del colorido océano surcado por un barco y su canción sobre el río al que son llevados todos los instintos naturales, porque sin ellos no somos nada y no queremos placebos que los emulen para sentirnos bien dentro de los intereses de unos pocos que mucho disfrutarían viéndonos paranoicos buscando nuestro futuro en la basura con la intención de llevarnos a un estado de pérdida del control, donde el egoísmo es capaz de desequilibrar la innata química entre hermanos.


Que difícil balanza nos tocó equilibrar, ni los mejores niveladores podrían asegurarnos que un día tan hermoso, solo visto en un rápido movimiento de ojos nos fuera a conducir por el camino descrito por la rápida bola del destino, necesitando a veces sentarnos en piedras rosas para ser adorados por nuestro propio orgullo, dejando al descubierto la razón por la que nuestro corazón se siente tan mal. Siendo esta razón la frágil conexión elástica entre la conciencia y la inconsciencia que nos permite despreocupadamente comer pimientas de chili rojas calientes o comprometernos para pasar al otro lado, influenciados por la insinuación de la reina.


Y algunos pasamos al otro lado, tan lejos y con tanta fuerza como el grito primate del sufrimiento huyendo de los crueles ojos de la swastika, así empezaría realmente el tiempo de nuestra vida y viajaríamos alrededor del mundo, acompañados por unos profesores que nos hablarían de acontecimientos causales y no casuales y de sus causantes que no serían duendes, mas bien gigantes de nuestra codiciosa sociedad que podrían estar bebiendo en L.A.disfrutando de su brillante lluvia sin importarles las consecuencias ajenas, pero a pesar de sus ataques masivos nunca perdimos nuestro ángel guía, ni dejamos escapar la musa en un vacío museo de músculos.


No todo lo que rodeó a esta generación fueron engaños y mentiras enviadas a través de balas con alas de mariposa, hoy mismo y esta noche podremos montar desarmados en una calabaza aplastada y dirigirnos hacia el infinito donde sabremos quienes somos y que despiertos estamos, porque todos los que vivimos niñez o adolescencia alrededor de 1.979 y quisimos abrir los ojos fuimos marcados por el despertar de una nueva conciencia consciente que nació en los 90, años únicos, irrepetibles y no volverán, pero estuvieron cunado tenían que estar y mantendrán eterno el espíritu de toda una generación , porque quien puede medir la eternidad más allá de su vida? Y quién de esta generación olvidará aquellos años?. Por suerte esta década dejó mella y abrió las puertas de la siguiente reincidiendo en Dolores, que cambió su nombre por Libertad…y eso si que nos gusta...




No hay comentarios:

Publicar un comentario